Julián estaba disfrutando de la soledad en el bosque. Se supone que no había nadie en él, al menos eso pensaba. Siempre iba ahí cuándo quería escapar del bullicio de la ciudad y estar en paz con sus pensamientos. Ese bosque tenía algo particular, muy rara vez se veía gente ahí. La mayoría de los visitantes iba los fines de semana, pero un día como ese, martes 31 de octubre, no iba nadie. Mucho menos al anochecer, sólo Julían quién estaba visitando ese bosque desde los 15 años y se lo sabía como la palma de su mano, su visión se había acostumbrado a ver con la luz de la luna y nunca tenía problemas para encontrar el camino de vuelta. Estaba acostado mirando al cielo, mirando sin mirar, cuándo de pronto escuchó algo moverse dentro de la maleza, se imaginó que era algún roedor, pero el sonido se fue haciendo más intenso, y parecía ser algo grande. De pronto empezó a escuchar un gruñido, pero seguía sin ver nada, el miedo lo invadió ya que el gruñido se hacía cada vez más violento y más fuerte, entonces por instinto se echó a correr puesto que por lo que podía escuchar, era un animal grande y andaba de buen humor.
Corrió con todas sus fuerzas, y sintió pisadas detrás de él, pensó que iba a morir a manos de un oso o algo así cuándo voltea a mirar, no había nada. Siguió corriendo para resguardarse, no pensaba parar hasta llegar a la entrada del bosque. Pero al rato se empezó a cansar y aminoró el paso, con el corazón latiendo como un tambor que le retumbaban los oídos. Hace una pausa para tomar aire y al pisar la hierba, esta se hundió, era un precipicio y como pudo se agarró de un tronco cercano. Pensó que se había equivocado de camino, pero estaba seguro que por ese mismo lugar había transitado en la tarde, como pudo se incorporó y tomó la otra ruta camino a la entrada. A pesar de que no podía oír nada detrás de él y que estaba cansado nunca se detuvo y siguió trotando pero algo lo hizo pararse en seco: en el medio del camino observó una luz blanca muy brillante, pensó que la luna, que estaba llena, estaba alumbrando como nunca, pero al enfocar la mirada vió que en el centro de aquella luz estaba parada una mujer vestida de blanco con un manto que le cubría la cara y un vestido parecido a una túnica.
Próximamente estará la continuación de esta historia